Los Piercing: Entre el Dolor y la Belleza
Si alguna vez consideraste perforarte alguna parte del cuerpo, seguro te preguntaste: "¿Cuánto va a doler esto 😱?". Tranquilx, no estás solx.
Acá te contamos sobre los piercing que consideramos que más y menos duelen, para que tomes una decisión informada!
Los Menos Dolorosos
1. Lóbulo de la Oreja: El clásico de los clásicos. Si sobreviviste a las perforaciones de tu infancia, ya sabes que no es para tanto. Es un pinchazo rápido, y listo. Además, ¡podés llevarlo desde un diseño discreto hasta algo más audaz! No hay excusas, eh.
2. Ceja: Sí, suena doloroso, pero la verdad es que es bastante manejable. Un rápido pinchazo y tendrás ese look alternativo que siempre quisiste. Y si no te animás a este, bueno...
3. Ombligo: Popular en los 90 y 2000, sigue siendo una opción. Claro, sentirás un tironcito, pero nada que no puedas manejar. Eso sí, cuidado con los jeans ajustados durante la cicatrización. Porque lo último que querés es andar con el ombligo irritado, ¿no?
Los Más Dolorosos
1. Septum: Este sí que se lleva el premio. Perforar esa fina capa de piel y cartílago en la nariz no es una experiencia para débiles de corazón. Pero, hey, ¡el look vale la pena! O al menos eso dicen..
2. Industrial: Dos perforaciones conectadas por una barra en la oreja. El proceso es largo y sentirás cada momento. Si lo lográs, tendrás una oreja digna de admiración, y de paso, podés alardear de tu tolerancia al dolor.
Porque al final, ¿de qué sirve si no podés presumir?
3. Lengua: Aparentemente sencillo, pero la lengua es un músculo fuerte y lleno de nervios. El dolor inicial es considerable y después viene la hinchazón. Hablar y comer serán un desafío, pero una vez cicatrizado, tendrás una historia que contar.
Un Toque de Realidad
Recordá que el dolor es subjetivo y lo que para unos es una tortura, para otros puede ser solo una molestia leve. La clave está en elegir un buen profesional y seguir sus cuidados post-perforación al pie de la letra.
Y si alguna vez dudas, pensá que hasta el piercing más doloroso no duele tanto como cuando te das en el dedo chiquito del pie con la esquina de la cama. Ah, la vida..
Entonces, ¿te animás a agregar un poco de metal a tu vida?